02/11/2017

Nueva circular informativa sobre las quejas recibidas en este Ayuntamiento en materia de vertidos, animales de compañía y setos.

 

 

 

10/10/2017

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Buenas tardes a todos,

aquí estamos un año más, reunidos para dar inició
a las fiestas, nuestras queridas y deseadas fiestas patronales en honor de
la Virgen de Nuestra Señora del Rosario. Se hace largo todo el año
esperando el inicio de estos días en el que todos nos sentimos más
alegres, mas desinhibidos, con ganas de relajarnos y disfrutar del
reencuentro con la familia y con los amigos. Estos días suelen ser buenos
para acumular dosis de energía y ánimo que luego nos sirvan para afrontar
el invierno y recibirlo con ganas e ilusión renovada.
Pero antes de nada, me gustaría agradecer a Gerardo, nuestro alcalde, y a
toda la corporación municipal, por el honor que me ofrecen al elegirme
como pregonera de nuestras fiestas. No soy amiga de hablar delante de la
gente, y me vence la timidez al deseo de estar aquí delante de todos
vosotros, los que me conocéis sabéis de mi esfuerzo, pero después de
valorar el ofrecimiento, he comprendido que la ocasión lo merece, que
este pueblo y su gente lo merecen, así que aquí estoy, en verdad
agradecida.
Y es probable que muchos de vosotros estéis preguntándoos en este
momento quién soy yo y que hago yo dando el pregón de las fiestas de
vuestro pueblo, y no os falta razón, al fin y al cabo no soy más que una
vecina más de este pueblo, y para muchos, supongo que todavía no soy
más que una forastera. Y es verdad, al igual que yo, somos ya un buen
montón los que poco a poco hemos ido llenando Quintanadueñas con
nuestras familias y con nuestros niños, esos niños que indudablemente
son y serán el futuro.
Pero igual que nosotros, igual que mi familia, y que algunas de las
vuestras, también fueron forasteros y vecinos de esta comarca, las gentes
neolíticas que hace más o menos unos 6000 años, se asentaron en torno a
la vega del Ubierna; ellos llegaron siguiendo la caza y buscando las
cosechas. Eran pequeñas tribus de carácter familiar que al principio
trashumaban, y poco a poco con el desarrollo de la agricultura y la
ganadería fueron formando pequeños poblados en torno a esta vega fértil
y rica. Y al asentarse, decidieron también enterrar cerca a sus muertos,
eligieron el páramo, un lugar destacado, con un importante control del
territorio, aquí construyeron sus tumbas, que además de grandiosas,
delimitaban un territorio controlado por la tribu, algo similar a los
mojones que todavía utilizamos en nuestros municipios.

Un ejemplo de este tipo de tumbas lo tenemos en Arroyal, Pedro, su
alcalde, lo conoce bien. Se encuentra justo en el borde del páramo que
mira a la vega, seguro que muchos de vosotros también lo conocéis y
algunos de los niños del colegio tuvieron la oportunidad de visitarlo
cuando los arqueólogos de la Universidad de Burgos lo excavaron en el
año 2011. Una fantástica tumba ocupada primero por las gentes del
neolítico y varios miles de años después por las tribus que ya conocen el
cobre y serán la puerta de entrada a la Edad de los Metales. En toda la
superficie del páramo, en torno a los actuales molinos de viento, hay hasta
9 monumentos funerarios de similares características a la tumba
excavada.
Pero Quintanadueñas y su Alfoz, nos han dado otras muestras muy
interesantes a través de la arqueología. Con las obras de la Carretera BU-
30 se descubrieron dos poblados de estas gentes que enterraban a sus
muertos en las tumbas del páramo. Todo esto nos demuestra que este
rico valle del Ubierna, allá por el 4000 a. C. ya era un lugar frecuentado
por muchos moradores que poco a poco van asentándose en este
territorio y lógicamente forman parte ya de la historia pasada de nuestro
alfoz. Ya veis, no solo en Atapuerca hay importantes hallazgos.
Pues bien, os daréis cuenta que como aquellos primeros pobladores, hoy,
muchos de nosotros hemos venido a ocupar este territorio, por motivos
no muy diferentes de los que tuvieron aquellas gentes, al fin y al cabo
nuestro trabajo, pretende como antaño, buscar el alimento y un lugar
donde habitar con nuestras familias.
Y después llegaron las tribus celtas, de territorios mucho más lejanos y con
ellos se iniciaron las primeras grandes guerras, la sofisticación de las
armas y la aparición de los primeros grandes jefes y reyes.
Y en medio de este tumulto de nuevas tribus que llegaban a ocupar
nuestra tierra, no podían faltar los poderosos romanos. En Marmellar, en
el pago de Valoria, y en Villarmero, en la ermita de Villalonga, en la
Carrera de los Romeros o en la Cuesta del Rey, tenemos constancia cierta
de que los romanos tuvieron asentamientos. Cuentan los vecinos de
Vllarmero que en Villalonga además hubo una ermita, hoy desaparecida, y
que los vecinos de Quintanadueñas se apropiaron de la virgen que
presidia el templo, lo que provocó en el siglo pasado un importante litigio

entre ambos pueblos; afortunadamente, estas desavenencias hoy día ya
están superadas.
Pero Quintanadueñas, como tal no surgirá hasta aproximadamente el siglo
XI, cuando se seculariza el monasterio que las monjas ocuparon en el
pago de “Quintana de las Dueñas”. A partir de ese momento la localidad
crecerá en extensión y en población; en el siglo XII se construye la primera
iglesia románica, de la que aún nos queda el fantástico pantocrator y
tiempo después florecerán palacios y grandes edificaciones con las ilustres
familias de los Yáñez, los Hoyos, los Quintanadueñas o los Salamanca. Y a
pesar del devenir y la despoblación de muchos pueblos de Castilla,
Quintanadueñas ha podido mantener su población y su desarrollo hasta
nuestros días.
De todos ellos, neolíticos, gentes del Bronce, tribus de la Edad del Hierro,
romanos, o visigodos esta hecho el territorio de la Península ibérica, y
también esté en el que nosotros vivimos; posiblemente nuestra genética
lleve en parte la historia acontecida en cada territorio, cada uno con sus
matices indudablemente, pero siempre con una base común. Y así, fueron
muchos los que vinieron, y algunos se marcharon, y otros se quedaron.
Pues bien, aquí estamos ahora nosotros, los nuevos moradores, los que
hemos decidido quedarnos, asentados ya en nuestras casas e integrados
en la convivencia del pueblo.
Y pudo haber sido cualquier otro lugar cerca de Burgos, pero quiso Dios, o
la casualidad o el azar que de todos los lugares finalmente eligiéramos
Quintanadueñas. Aquí crecen mis hijos, arraigados a esta tierra, su
corazón es cigüeño, y ellos ya son el futuro de Quintanadueñas.
Y nuestros hijos al final son los que nos anclan a la tierra, en definitiva
nuestras vidas forman parte del lugar donde crecen y viven nuestros hijos.
Y os aseguro que soy plenamente feliz en este pueblo, que en este
momento de mi vida no cambiaría nada de lo que tengo aquí. Me siento
afortunada de poder dar a mis hijos la calidad de vida que tienen, los
amigos, su pandilla, el privilegio de asistir a este colegio, nuestra
parroquia, atenta y acogedora, gracias en especial a Eduardo, la guardería,
la sensacional escuela de música, nuestro querido coro, las diferentes
asociaciones, la peña, el deporte, potenciado por el Ayuntamiento y por el
Club de Fútbol, que va logrando méritos y triunfos con el esfuerzo de las
personas que lo forman. Todo esto es lo que hemos encontrado en

Quintanadueñas, con sus más y con sus menos, ya lo sé, pero al fin y al
cabo cada uno debe buscar su camino en la vida, y de momento, el
nuestro, el mío, está aquí.
Y acabo ya, que hoy es un día para menos discursos y más alegría, y todos
tenemos ganas de empezar la fiesta, y además aquí están esperando mis
amigos, mi marido, mis preciosos niños y mi madre, que hoy ha querido
acompañarme. Así que con mi agradecimiento a este pequeño pueblo y a
sus gentes, os deseo de corazón unas ¡Felices Fiestas!
Que lo pasemos todos bien, siempre con respeto y civismo.
¡Viva la Virgen de Nuestra Señora del Rosario y Viva Quintanadueñas!

 

08/10/2017

Circular Informativa sobre quejas recibidas en este Ayuntamiento.